domingo, 15 de junio de 2025

Retazos sobre la biografía de Chindasvinto-1


 

 Primera parte

  

       Nunca he conseguido una biografía completa del rey visigodo Chindasvinto, se conoce que los escritores de novela histórica nunca han considerado oportuno hacerla, por otra parte, el reino visigodo de Hispania fue una de las épocas más desconocidas para el público y menos tratada a nivel divulgativo, aunque duró dos siglos de nuestra historia. No obstante, en todos los libros que tratan del imperio visigodo, aparecen detalles o retazos de este Rey, que quiso ser enterrado, junto a su joven esposa en nuestro pueblo: San Román de Hornija. Dada tal circunstancia, siempre he ido recopilando tales retazos y hoy comienzo a transcribirlos en este blog, principalmente, por la vinculación de dicho rey a nuestro pueblo. El hecho de la afección que Chindasvinto me inspira, al estar enterrado en nuestro pueblo, no me impide ser fiel a las vicisitudes y deplorables actitudes de su reinado. Como dichos retazos ocupan gran extensión documental, para no cansarles los dividiré en dos partes, publicándose hoy la “primera parte”.

 

Rey Chindasvinto

 

Primera Parte:

       Tras la muerte de Chintila en el 640, le sucedió su hijo Tulga que fue debidamente elegido por una asamblea, prueba evidente del postrero éxito de los desvelos de su padre Chintila. Pero Tulga, pese a su «buen carácter y ascendencia» apenas si pudo mantenerse en el trono dos años, de abril del 640 a abril del 642, Tulga pudo desarticular las conspiraciones contra él durante dos años, pero el duque Chindasvinto, de 79 años, aprovechó las circunstancias y marchó con su ejército a Toledo para deponer a Tulga –más o menos como hoy diríaamos; “dió un golpe de estado”- Chindasvinto era historia viva del Reino visigodo, había servido en las campañas de Leovigildo y parece que ya había participado en algunas otras  conspiraciones fallidas, apoyado por una red de seguidores que había construido como alguien importante en la estructura administrativa y militar del Reino. Con sus fieles fue proclamado rey en Pampliega, Burgos, cerca de la frontera vascona y cántabra, aunque los obispos cumplieron su juramento y no apoyaron la rebelión.

       A pesar de eso, Chindasvinto tuvo éxito en deponer a Tulga y fue ungido como rey de los visigodos en abril del 642. No ejecutó a Tulga y optó por la forma menos violenta de inhabilitarlo como rey: la tonsura para encerrarlo en un monasterio. Pero el octogenario rey godo no tuvo la misma piedad con la facción nobiliaria que había apoyado a Chintila y Tulga, y así empezó su tiranía.

La tiranía de Chindasvinto:

       ¿Y cómo se establece un reino autoritario y de terror? Pues el anciano Chindasvinto fue tan generoso que nos dio una pequeña guía de tres sencillos pasos para convertirse en un tirano. Paso uno, reprime y persigue toda oposición potencial, exiliando y ejecutando a cientos de magnates y confiscando sus propiedades. Paso dos, recompensa a la facción nobiliaria que le ha apoyado con cargos, privilegios y las propiedades de los que ha perseguido. Paso tres, el quedarse con la mayor parte del pastel enriquece a su familia con más propiedades que nadie, y así ningún otro aristócrata godo le haría sombra.

       Según la crónica de Fredagario, el rey Chindasvinto mandó ejecutar a 200 miembros de los linajes godos más destacados y 500 de menor rango, además de forzar el exilio de otros tantos y eso sin contar los que se fueron por su cuenta para evitar ser acusados de conspirar contra el monarca, fueran las sospechas infundadas o no. También ejecutó y exilió a viejos compañeros de anteriores conspiraciones fallidas, precisamente porque Chindasvinto sabía que si estos habían participado en conspiraciones como él, era probable que planeasen una contra él ahora. El Partido se fortalece depurándose, como decía Stalin.

       Los que sufrieron de la brutal represión de Chindasvinto lo hicieron no solo con la muerte o exilio sino la confiscación de sus propiedades e incluso de sus mujeres e hijas, que fueron repartidas entre los fieles al anciano como si fueran tierras o ganado. El tirano era muy consciente del poder de la Iglesia hispana, y por eso dio a los obispos tanto palos como zanahorias. Los palos incluían la eliminación al derecho al asilo en los templos cristianos, para evitar que los opositores a su régimen los usaran como refugio, e intervino en el nombramiento de obispos. Tampoco gobernó usando constantemente los concilios de Toledo como fórmula de paz con los notables laicos y clero, porque él gobernaba con mano de hierro, y el único concilio que convocó más que un foro político fue un congreso sin oposición abierta.

       En el VII Concilio de Toledo del 646 el implacable octogenario, como le califica el historiador José Soto Chica, añadió la esclavización a los castigos por conspirar contra el rey y la excomulgación de los clérigos. La mayoría de los que fueron considerados traidores fueron ejecutados, aunque a veces podían aceptar la “benevolencia real” y ser cegados en vez de morir. Ya vemos que era rey poco bondadoso y legal. Pero Chindasvinto también dio muchas zanahorias, porque donó mucho dinero y tierras a la Iglesia y atribuyó nuevas funciones de gobierno a los obispos para que controlasen la corrupción de los funcionarios laicos y el fraude fiscal.

       Las persecuciones bajo Chindasvinto alcanzaron una magnitud nunca antes vista en el Reino visigodo, pero las recompensas a sus partidarios fueron también de igual magnitud. Chindasvinto era un perro viejo y por eso creó una facción de fieles muy leal hacia su familia, que no solo incluía a magnates laicos sino también a exiliados extranjeros, libertos y conversos que tuvieron un ascenso social meteórico gracias a su fidelidad y méritos. Ahí está el caso de Ardabastro, un armenio o iranio que fue desterrado del Imperio bizantino y terminó en la Spania goda casándose con una sobrina del monarca y de cuyo matrimonio nacería supuestamente el rey Ervigio, si hacemos caso a las crónicas asturianas.

       Obligó a las viudas e hijas de los ejecutados y exiliados a casarse con sus partidarios, y se reestructuró la red de alianzas y lazos de parentesco de los magnates godos. Como resultado de sus purgas y generosidad hacia sus fieles, Chindasvinto provocó una gran redistribución del poder político y de la riqueza en el Reino visigodo. Y por supuesto la mayor beneficiada fue su familia, porque como lo había hecho Leovigildo ponerse por encima de todos los demás godos a nivel de riqueza era imprescindible para hacer más segura su posición y trabajar para construir una dinastía hereditaria.

       Y quizás nos  preguntamos ¿por qué Chindasvinto hizo la mayor purga nobiliaria del Reino visigodo? Aparte de para beneficiar a su familia y partidarios, hay que tener en cuenta que los años que van desde Liuva II en el 601 hasta Tulga en el 642 fueron años caracterizados por las luchas de poder entre facciones nobiliarias. Excepto por áreas del norte peninsular poco interesantes, el Reino visigodo ya no tenía ningún objetivo de conquista en Spania, y eso significa que ya no se podían usar los enemigos exteriores como válvula de escape para fortalecer el poder regio, como había hecho Leovigildo. Los problemas estructurales del Reino visigodo quedaron al descubierto, y por eso el reinado de Chindasvinto se caracteriza por intentar poner fin a las luchas internas mediante la fuerza y una labor legislativa reformista.

 

Un Octogenario Implacable: Chindasvinto HINDASVINTO (642 a 653)

Chindasvinto, Kindasvinto o Quindasvinto nació en el 563 y fue rey durante once años. En el momento en que se sublevó contra Tulga, el rey de «buen carácter» de la Crónica mozárabe del 754 del que el cronista de la Albeldense dice que «fue blando para todo», y Chindasvinto no tuvo excesivas dificultades en marchar sobre Toledo y destronar al «blando» Tulga.

 

       Chindasvinto había estado al frente de un ejército que operaba en el siempre problemático norte hispano, parece atestiguarlo una inscripción fechada en el 642 y encontrada en Villafranca, provincia de Córdoba, en la que un noble godo, Oppila, deja constancia de que estuvo al frente de un destacamento de abastecimiento de proyectiles, flechas y dardos, con destino a las operaciones que se estaban sosteniendo contra los vascones y contra rebeldes que habían encontrado refugio entre ellos.

 

       En cualquier caso, el 30 de abril del 642, con setenta y nueve años de edad, Chindasvinto fue ungido rey y reconocido como tal por una asamblea de obispos y nobles. El desdichado Tulga fue tonsurado y apartado del trono y aunque Chindasvinto mostro clemencia hacia él, no se la aplicó a los partidarios del depuesto rey, ni tampoco a otros nobles que pudieran representar un mínimo riesgo para su gobierno. El cronista de la Mozárabe del 754 dice al respecto de Chindasvinto y sus purgas: «Gobierna triunfalmente en Iberia diezmando el pueblo godo». Y Fredegario, contemporáneo de Chindasvinto, según este cronista, Chindasvinto no se contentó con ejecutar o exiliar a los que podían conjurarse contra su persona, sino también y por haber sido antes el mismo miembro de conjuras y rebeliones y, por eso, tener conocimiento directo de los más intrigantes y sediciosos, decretó muerte o exilio para todos aquellos que hubieran participado en sediciones y sublevaciones contra otros reyes en el pasado.

       Ni que decir tiene que las ejecuciones y exilios se vieron acompañadas de confiscaciones de bienes y repartos de los mismos entre los seguidores de Chindasvinto, más no solo bienes, el despiadado anciano también repartía entre sus fieles a las esposas, hijas y hermanas de los desgraciados que cometían el error de conjurarse contra él, de pensarlo siquiera o incluso y simplemente, de ser poderosos o ricos en Exceso.


jueves, 15 de mayo de 2025

Las piedras


 ¡Si las piedras hablaran!

 

Granito



Mármol



                                       

Zafiro

       


    Las piedras son testigos silenciosos de la historia del planeta, con millones o incluso miles de millones de años de antigüedad. Desde las rocas ígneas formadas por la lava solidificada hasta las preciosas gemas como el diamante y el rubí, cada piedra tiene una historia única que contar.

       Las piedras tienen orígenes fascinantes y diversos, dependiendo de su formación geológica. Se pueden clasificar en tres grandes tipos:

1._ Rocas ígnea:

       Se forman a partir del enfriamiento y solidificación del magma o lava. Cuando el magma se enfría bajo la superficie terrestre, se generan rocas plutónicas (como el granito), mientras que cuando la lava se enfría en la superficie se crean rocas volcánicas (como el basalto).

2 ._Rocas sedimentarias:

       Se originan por la acumulación de sedimentos como arena, arcilla, restos de organismos y minerales transportados por el viento o el agua. Estos materiales se compactan con el tiempo y forman rocas como la caliza y la arenisca. Muchas de estas rocas guardan fósiles que nos cuentan historias de tiempos antiguos.

3._ Rocas metamórficas:

       Son rocas que han experimentado cambios debido a la presión y el calor extremo dentro de la Tierra. Por ejemplo, el mármol proviene de la transformación de la caliza, y el granito puede convertirse en roca de estructura pizarrosa.

       Hay muchas clases de piedras y muchos dichos sobre ellas. Jabalunas del color de la piel del jabalí cuando se moja. Molares de los molinos. Preciosas. Almendrillas de las vías y carreteras. Majanos en tierras labrantías. Las que forman cercas, las de los cauces de los ríos, variadas de color y redondeadas por el arrastre de corrientes y torrentes. Las de las umbrías, que ofrecen posada verde al musgo y las de las solanas lugar de esparcimiento de las inquietas lagartijas.

       Antes del cemento y alquitrán empedraban las calles. No todas, sólo las principales.  Las que quedaban de tierra generaban polvo en días de viento y de barro en tiempo lluvioso a los transeúntes. Cuando empedraban alguna calle o corral las traían con carros y las iban dejando en montones a trechos. Yo era niño, pero admiraba la pericia que mostraba el maestro albañil para buscarle acomodo a cada una de ellas. Las miraba, les daba vueltas y las colocaba en el sitio justo.  Una labor artesanal, con las rodillas en tierra. Pocos coches las transitaban entonces, pero si animales de labranza y carros que eran los usuarios más frecuentes. Del roce de los aros de hierro de las ruedas y de las herraduras de la caballería saltaban chispas a su paso, más visibles a la hora del regreso a casa, al anochecer.

       Las piedras nos sirvieron a los niños para nuestros juegos: como la rayuela. De postes de las porterías de fútbol -sobre las que dejábamos la ropa que nos iba sobrando-. Con las más planas cortábamos el agua del arroyo lanzándolas sobre su superficie, como pez que se alejaba a saltos. Para jugar a la “tarusa” en carencia de petacos de hierro. Como munición de nuestros tiradores de goma y como no decirlo, dado nuestro espíritu bélico y primitivo, algunas veces, apedreábamos a los de otra escuela. Las utilizábamos también, a falta de monedas, para decantar la suerte a cara o cruz, escupiendo en una de sus caras.

       Cuando el hombre deja de vivir en cuevas y chozas emplea la piedra para hacer su vivienda, destacando su uso como el material de construcción preferente. Las empleaba en la cimentación del edificio, así como para hacer fachadas, tapias y cercas.  Actualmente se sigue empleando la piedra para obras civiles como puentes, pantanos etc.

       Hay terrenos cultivables muy pedregosos. Me viene a la memoria el pago de San Román, nuestro pueblo, llamado “Monte Viejo”, donde el labrador sanromaniego ha cultivado siempre luchando con las piedras o cantos de grandes proporciones que allí existen. En terrenos muy pedregosos, se pueden usar máquinas especiales llamadas recolectoras de piedras para retirarlas antes de sembrar. Aunque puede dificultar el trabajo agrícola, estas piedras pueden aportar los siguientes beneficios:

- Ayudan al drenaje del suelo: al evitar que se acumule agua, lo que es crucial para ciertos cultivos.

- Preservación de humedad: Las piedras pueden actuar como reguladores térmicos, reduciendo la pérdida de humedad del suelo en áreas secas.

- Riqueza mineral: Algunas rocas contribuyen a la composición mineral del suelo, mejorando su fertilidad.

- Las piedras absorben calor durante el día y lo liberan por la noche: creando un microclima que puede ser favorable para ciertos cultivos.

       Una buena opción para cultivar en terrenos pedregosos es elegir plantas que pueden crecer bien en este determinado suelo, como viñedos, olivos o almendros. Estas plantas tienen raíces fuertes que pueden penetrar fácilmente entre las piedras.

       Hemos de mencionar el concepto de energía de las piedras” que se basa en la idea de que las piedras almacenan y canalizan energía debido a las estructuras minerales que las componen. Esta creencia ha sido relevante en diversas culturas y prácticas espirituales, donde se cree que cada piedra emite vibraciones únicas que pueden influir en nuestra salud y bienestar. La litoterapia es una práctica que utiliza piedras para equilibrar la energía del cuerpo. Se basa en la creencia de que cada piedra posee propiedades curativas únicas que pueden influir positivamente en nuestro bienestar físico y emocional. Mientras que algunas tradiciones culturales atribuyen propiedades curativas y energéticas a las piedras, la ciencia aún debate sobre la existencia de esta energía. Esta dualidad entre creencias espirituales y análisis científico enriquece nuestra comprensión del papel de las piedras en nuestras vidas.

       Por último, dan ganas de eso, de ser piedra y apartarse de esta locura de vida donde algunos paranoicos con mucho poder y más odio están ensuciando los atributos que nos distinguen como personas para convertirnos en víctimas de sus delirios. Ahora hay que prepararse, nos avisan, para la guerra que estos megalómanos pueden provocar.

 Poema:

Como Tú. ( León Felipe)

Así es mi vida,

piedra,

como tú. Como tú,

piedra pequeña;

 como tú,

piedra ligera; como tú,

 canto que ruedas

 por las calzadas

 y por las veredas;

 como tú

guijarro humilde de las carreteras;

como tú,

que en días de tormenta

te hundes

en el cieno de la tierra

y luego

centelleas

 bajo los cascos

y bajo las ruedas;

 como tú, que no has servido

para ser ni piedra

de una lonja,

ni piedra de una audiencia,

ni piedra de un palacio,

ni piedra de una iglesia;

como tú,

que tal vez estás hecha

 sólo para honda,

piedra pequeña y ligera…

martes, 15 de abril de 2025

La Semana Santa de San Román de Hornija

 

Nuestra Semana Santa

 

          


CRISTO DE LA PIEDAD 

     

    Hoy, dada mi edad, quisiera comentaros las Semanas Santas que viví en este, mi pueblo, en aquella lejana época de mi niñez, así como la celebramos en la actualidad. He de reconocer que la actual, aunque con menos población, por eso del vaciado de los pueblos, aunque parezca una paradoja es más suntuosa ya que goza de hasta banda de música que acompaña con música sacra, al menos un día, a nuestras procesiones. Tal vez, la causa hay que buscarla en la creación de la ”Hermandad del Cristo de la Piedad”, aunque siempre fue muy venerado este Cristo en nuestro pueblo, esta hermandad ha potenciado nuestra Semana Santa y acaso nuestro arraigo religioso, al menos por estas fechas. Por otra parte la asistencia a estos actos es más libre y sincera que la de otros tiempos, ya que entonces la política estaba excesivamente vinculada al sentido religioso. 

       La Semana Santa de San Román en mi niñez era más humilde pero muy entrañable. Si recuerdo aquel olor característico de aquellos días a cera de velas  quemada y a flores, ya comenzaba a florecer la primavera y aquellos aromas inundaban los silencios de aquellos Jueves y Viernes Santo. Era tiempo de luto, había muerto nuestro Señor. Las emisoras de radio – aún no había aparecido la televisión - emitían esos días una programación especial, sin parte de noticias, con mucha música sacra y la trasmisión de alguna procesión o sermón como el de “Las siete palabras” de Valladolid, que aún sigue emitiéndose. Las campanas que cotidianamente llamaban a los fieles a la misa y al rosario no tocaban esos días silenciándose en señal de luto.

       Antes de la llegada de la Semana Santa, cuarenta días antes era la Cuaresma, comenzaba el miércoles de Ceniza y terminaba en la Semana de Pasión. Era una preparación para la llegada de la muerte del Señor y se caracterizaba por ser tiempo de meditación, de oración, de abstinencia y ayuno, así como tiempo de limitar las diversiones cotidianas del resto del año. Ante aquellas prohibiciones del baile del domingo, en aquellos tiempos de “nacional-catolicismo”, la juventud se aproximaba a la estación de ferrocarril, donde jugaban a la “comba” y otros juegos por cuadrillas. Tal vez la estación, como único medio de comunicación con el exterior de entonces fuera una válvula de escape de acercamiento a otros mundos más comprensivos y tolerantes.

       Los monaguillos, y algunos niños, ante aquel silencio de las campanas, tocábamos por todas las calles del pueblo un instrumento muy peculiar de estas fechas llamado “matraca”. Cuando tocábamos aquellos sonidos tan atronadores, nos olvidábamos que eran un medio para anunciar a la gente del pueblo su asistencia a los actos litúrgicos del Jueves y Viernes Santo. Dentro de aquella inconsciencia infantil, pensábamos, o alguien nos lo decía, que con aquellos sonidos tan estridentes ahuyentábamos a los judíos del pueblo, a los que considerábamos verdaderos culpables de la pasión y muerte de Jesús. Nos sentíamos, aquellos días, un poco héroes. Siempre nos acompañaba en el recorrido del pueblo alguno de los tres hermanos, ya mayores, de la familia Mora, que portaba una matraca de grandes dimensiones que estaba siempre ubicada el resto del año en la sacristía.

     También recuerdo, aquellos Viernes Santos de mi niñez, cuando  las autoridades del pueblo: alcalde, juez y concejales se disponían a adorar la Cruz descalzos ¡perdón! en calcetines. Se arrodillaban dos veces durante el trayecto de dicha adoración y de vuelta a su sitio lo realizaban del mismo modo aunque andando hacia atrás. Los niños y niñas de ambas escuelas sentados delante, en aquellos bancos bajos y sin respaldo, observábamos tal formulismo con una actitud expectante y un poco morbosa, ya que siempre esperábamos algún error en la ejecución de dicha adoración o el correspondiente tomate de algún que otro calcetín.

    La procesión más solemne y que hacía volver el pueblo a la normalidad, después de esos dos días de dolor y silencio, era la del día de Resurrección. Salían ese día dos procesiones: la de la Virgen cubierta su cabeza con un velo acompañada por mujeres y la del niño Jesús acompañado por hombres y niños. Ambos pasos salían por distintas calles hasta encontrarse en la plaza de la Anchura. Allí se celebraba el encuentro de Cristo resucitado, representado por el niño Jesús, y su madre María.  El niño Jesús era llevado por niños que habían hecho la Primera Comunión el año anterior, niños de ochos años que llevaban sobre su ropa, a modo de banda, una toalla bordada que reflejaba el tono de festividad del día, así como las buenas cualidades bordadoras de su madre, tía, o abuela. Aún recuerdo, la ilusión que me hizo el año que le llevé: me consideraba parte o protagonista de tal ceremonia. Los portadores de la Virgen iban embozados en una seria capa castellana y después de aquellas venias se quitaba el velo a la Virgen. Era el momento del encuentro del Cristo resucitado con su Madre. La tristeza y el dolor de días anteriores terminaba dando paso a un Jesucristo resucitado al tercer día, como estaba escrito. Se lanzaba un cohete, las campanas rompían su silencio repicando, los portadores de la Virgen se quitaban las serias capas y quedaban revestidos con otras toallas bordadas que llevaban debajo. Ambos pasos continuaban juntos hasta la Iglesia, dando por terminada la Semana de Pasión. Día de alegría para los cristianos ya que Jesucristo, venciendo a la muerte, resucitaría al tercer día, dando comienzo la Pascua.     

        El domingo posterior a la Pascua de Resurrección se celebra últimamente en San Román el domingo de la "Pascuilla", aunque vulgarmente decimos, mal dicho: Pasquilla. Pasquilla es una ciudad de Colombia y no lo contempla el diccionario como tal, si Pascuilla que es palabra derivada etimológicamente de Pascua.

    La gastronomía en aquella época giraba en torno a la abstinencia de comer carne los viernes de cuaresma, sin embargo nuestras madres nos preparaban aquellos exquisitos “potajes de vigilia”, también llamados “de Cuaresma”. El potaje se componía de garbanzos, alguna verdura y un poco de “bacalao”. En cuanto a dulces o postres, no eran muy conocidos por nuestro pueblo los huevos de Pascua, muy poco las torrijas, aunque sí las flores y orejas.

    Dejando aquellos recuerdos de niño, creo que  esta hermandad del Cristo de la Piedad no debía terminar su actividad en las procesiones de jueves y Viernes Santo que tanto nos ha unido, sino que el resto del año seamos capaces de dar testimonio de ese Cristo crucificado con actitudes de amor al prójimo, especialmente a los que más lo necesiten del pueblo. Podrían hacerse comisiones dentro de los cofrades para realizar algunas acciones como estas que se me ocurren:

-  -Visitar a enfermos o a personas con soledad no deseada.

-  -Acompañar a las personas mayores sin familia al Centro de Salud de Tordesillas, cuando lo necesiten.

-  -Tratar de subsanar aquellas críticas despiadadas y murmuraciones hacia el prójimo sin su presencia, tan comunes en nuestro pueblo. A veces enjuiciamos a los demás sin darnos cuenta de nuestros defectos.

-  -Mediar los enfrentamientos entre vecinos del pueblo. Estos enfrentamientos, en ausencia de un perdón, generan rencores y a la postre odio. En una palabra, mejorar la buena convivencia entre vecinos.

   Resumiendo, con estas buenas obras hacia los demás por parte de los cofrades conseguiríamos acercar, durante todo el año, ese Cristo de la Piedad allí donde el prójimo y nuestra comunidad lo necesité. así como, dar testimonio de amor y no odio al resto de los sanromaniegos.

 

sábado, 15 de marzo de 2025

LA PUNTUALIDAD

 

Ser puntual es respetar a los demás


La puntualidad es la capacidad de estar en el lugar correcto, a la hora correcta, con los recursos correctos. En otras palabras, se trata de cumplir con los compromisos de tiempo de manera consistente. Ser puntual demuestra respeto por el tiempo de los demás y también refleja la capacidad de organización y responsabilidad de una persona. La puntualidad es una virtud valorada en muchas culturas y situaciones, desde contextos sociales hasta entornos profesionales.

La puntualidad se refiere a la cualidad de llegar o hacer las cosas en el tiempo acordado o esperado. Es una forma de mostrar respeto hacia los demás y hacia los compromisos adquiridos. Ser puntual implica estar consciente del valor del tiempo propio y ajeno, y cumplir con los horarios establecidos.

La puntualidad es importante en diferentes aspectos de la vida, tanto en lo personal como en lo profesional. En el ámbito laboral, por ejemplo, llegar tarde a una reunión puede retrasar el inicio de las actividades y afectar la productividad del equipo. Además, la falta de puntualidad puede transmitir una imagen negativa sobre la responsabilidad y compromiso de una persona.

En el ámbito personal, ser puntual demuestra consideración hacia los demás y muestra que valoras su tiempo. Cuando llegamos tarde a una cita, evento o compromiso, estamos haciendo que los demás esperen y posiblemente se sientan frustrados o molestos. Por lo tanto, ser puntual es una forma de mostrar respeto hacia los demás y fortalecer nuestras relaciones con los demás.

La puntualidad también está relacionada con la eficiencia y la organización. Cuando nos esforzamos por ser puntuales, planificamos nuestro tiempo de manera adecuada, establecemos prioridades y nos aseguramos, en el tiempo establecido de cumplir con nuestras responsabilidades. Esto nos ayuda a ser más productivos y a tener una mejor administración del tiempo.

 Es importante tener en cuenta que ser puntual no implica llegar siempre antes de tiempo, sino llegar a la hora acordada o programada. Llegar demasiado temprano también puede causar inconvenientes, especialmente si estás interrumpiendo a alguien que aún no está preparado para recibirte.

Cuentan la siguiente anécdota: Un labrador llegó del pueblo a la ciudad, convocado por el dueño de las fincas para tratar algunos asuntos relativos a las tierras que labraba, Se acercó en tres ocasiones a la casa del propietario y la respuesta de la criada, era cada vez, que todavía estaba acostado. Cansado de tantas largas, y viendo que desperdiciaba la mañana, a la cuarta le dijo a la empleada: Pregúntale si le toca levantarse hoy o lo va a dejar para mañana.  Es por organizarme y no perder todo el día en idas y venidas.

La sociedad en algunos casos actúa con cierta permisividad: Sirva de ejemplo: cuando las personas que ostentan altos cargos u ocupan un puesto alto en una empresa o cargo político, tienen el privilegio que les otorga el protocolo de llegar los últimos a los actos oficiales. Igual ocurre con el privilegio que se les da a las novias en el día de su boda, que gozan por galantería de una impuntualidad permitida por tradición. Después están los que, sin ser personas principales ni novias en el día de su casamiento, llegan siempre tarde a todos los actos convocados. Ignoro si por afán de notoriedad o por un comportamiento adictivo que no controlan.

Aún recuerdo, cuando era niño, y a la vez monaguillo en nuestro pueblo. Las  misas seguían el rito tridentino, en latín y de espaldas a los feligreses, alguna moza, de porte esbelto y con zapotes de tacón bien sonoros, entraba siempre a la misa cuando el cura había leído ya la epístola, el evangelio, o tal vez, andaba por el ofertorio. Las parroquianas más perspicaces y observadoras deducían, con sentido muy crítico, que lo hacía para que la gente la mirara, luciéndose y presumiendo por el estreno de algún vestido. 

               Ser puntual no solo mejora tu eficiencia y productividad, sino que también refleja un carácter respetuoso y considerado, lo cual es altamente valorado en todas las áreas de la vida.

        Por último, la puntualidad es una cualidad valiosa que muestra respeto, responsabilidad y eficiencia. Ser puntual contribuye al buen funcionamiento de las actividades personales y profesionales, fortalece las relaciones entre las personas y ayuda a administrar el tiempo de manera efectiva. Por otra parte, las personas impuntuales carecen de empatía hacía los demás ya que no son capaces de ponerse en el lugar de los otros, pensando que, si su tiempo es importante el de los demás también.



Control de la puntualidad



Algunas frases sobre la puntualidad:

 -La puntualidad no trata de llegar a tiempo, sino de respetar tus compromisos.- Autor desconocido.

 -La falta de puntualidad es la falta de virtud.- John M. Mason.

-No puedes respetar a alguien si menosprecias su tiempo.- Mokokoma Mokhonoana.

-La puntualidad es el alma de los negocios.- Thomas Chandler Haliburton.

-El tiempo no es reembolsable. Sé puntual.- Autor desconocido.

-Mejor nunca que tarde.- George Bernard Shaw.

-Nunca hubiese podido hacer todo lo que he hecho sin los hábitos de puntualidad, orden y diligencia.- Charles Dickens.

-La persona que es constante y puntual tendrá éxito seguro en todos los ámbitos de la vida.- Sivananda Sarasvati.

-La puntualidad es la forma más efectiva de establecer una primera buena impresión.- Autor desconocido.

 -Si he fijado una cita contigo, te debo puntualidad, no tengo derecho a malgastar tu tiempo.- Richard Cecil.

 -Llegar tarde es una forma de decir que tu propio tiempo es más importante que el tiempo de la persona que te espera.- Karen Joy Fowler.

-Tengo la convicción de que el individuo que habitualmente tarda en llegar a una cita, nunca será respetado o exitoso en la vida.- Wilbur Fsk.

-El método es la bisagra de los negocios y no hay método sin puntualidad.- Richard Cecil.

 -Si no te consideras un ladrón, ¿por qué robas el tiempo a los demás?- Autor desconocido.

 -La puntualidad es una virtud como cualquier otra, y necesita tanto del hábito como cualquier otra.- Autor desconocido.

-Nunca pude pensar bien del carácter intelectual o moral de un hombre si era habitualmente infiel a sus citas.- Nathaniel Emmons.

 -La falta de puntualidad continuada es un indicador de falta de interés, pereza y desorden.- Autor desconocido.

 -La puntualidad es la ladrona del tiempo.- Oscar Wilde.

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viernes, 14 de febrero de 2025

Los aplausos


El aplauso como forma de comunicación no verbal

 

        El acto de aplaudir consiste en golpear repetidamente las palmas de las manos, es una forma de comunicación no verbal utilizada para expresar aprobación, entusiasmo o agradecimiento. A lo largo de la historia han existido otras formas de manifestar júbilo o respaldo. Los romanos hacían chasquidos con los dedos o agitaban las solapas de sus togas.

El aplauso genuino es espontáneo y coral. Sirve de medio para canalizar emociones contenidas. Contagia y anima. La energía liberada por cada uno se une a la de los demás, formando una unidad.

El origen del aplauso es un tema que ha intrigado a los historiadores y antropólogos, ya que parece ser una forma de expresión universal en diversas culturas y épocas. A continuación, se presentan algunos aspectos sobre el origen y evolución del aplauso:

En la antigua Grecia y Roma, el aplauso ya se utilizaba como una forma de expresar aprobación o admiración. En los teatros griegos, el público aplaudía para mostrar su aprecio por las actuaciones teatrales. Los romanos adoptaron esta práctica y la llevaron a un nivel más organizado. En el Coliseo y otros lugares de entretenimiento, el aplauso era una manera común de participar los espectadores en los espectáculos.

Aunque el aplauso ha estado presente en diversas culturas, su uso ha evolucionado con el tiempo. Durante la Edad Media, por ejemplo, la música y las actuaciones a menudo se disfrutaban en silencio como una muestra de respeto y reverencia. No fue sino hasta el Renacimiento que el aplauso volvió a ser una práctica común en las actuaciones públicas.

El aplauso es una forma común de expresar aprobación en muchas culturas, aunque no es universal. Algunas culturas tienen otras formas de mostrar aprecio y respeto. Por ejemplo, en Japón, es común mostrar aprecio mediante una reverencia en lugar de aplaudir.

En la actualidad, el aplauso se utiliza en una amplia variedad de contextos, desde conciertos y obras de teatro hasta eventos deportivos y conferencias. Es una forma sencilla y efectiva de comunicación no verbal que permite al público expresar sus sentimientos de manera colectiva. Los más solemnes se dan puestos en pie.

En el siglo pasado existió “la claque”. Grupo de personas que asistía gratis a un espectáculo teatral con el fin de aplaudir en momentos señalados. También existían los que se dedicaban, pagados por la competencia, a silbar o abuchear. Podían provocar un triunfo o un desastre, pero también distraer la atención en un momento preciso. Su finalidad era manipular al público.

       Hay aplausos provocados por la emoción, otros se conceden por cortesía, otros por adular. En los mítines o en los debates parlamentarios que dan los líderes de cada partido, los componentes de su formación aplauden y asienten con la cabeza, mostrando una conformidad inquebrantable a cada párrafo del admirado líder, el que repartirá prebendas si se gana. Quieren que los demás formemos coro con ellos, por eso del contagio. Estos comportamientos son una degeneración del aplauso.

Los dictadores siempre han sido amantes de los halagos que inflan sus nunca satisfechos egos. Los primeros, dentro de sus súbditos, en dejar de aplaudir pueden verse acusados de desafección o deslealtad al tirano.

Todo aplauso tiene tres características principales:

Intensidad: Es el grado de energía con que se realiza el aplauso

Ritmo: velocidad de la repetición de la palmada.

Duración: tiempo que persiste el aplauso.

En resumen, el aplauso tiene una larga historia que se remonta a las civilizaciones antiguas y ha evolucionado con el tiempo. Aunque su forma y uso pueden variar según la cultura y entorno de que se trate, no obstante sigue siendo una forma poderosa de comunicación no verbal.



El aplauso