Nunca he conseguido
una biografía completa del rey visigodo Chindasvinto, se conoce que los
escritores de novela histórica nunca han considerado oportuno hacerla, por otra parte, el reino visigodo de Hispania fue una de las épocas más desconocidas para el público y menos tratada a nivel divulgativo, aunque duró dos siglos de nuestra historia. No obstante, en todos los libros que tratan del imperio visigodo, aparecen
detalles o retazos de este Rey, que quiso ser enterrado, junto a su joven
esposa en nuestro pueblo: San Román de Hornija. Dada tal circunstancia, siempre
he ido recopilando tales retazos y hoy comienzo a transcribirlos en este blog,
principalmente, por la vinculación de dicho rey a nuestro pueblo. El hecho de la
afección que Chindasvinto me inspira, al estar enterrado en nuestro pueblo, no
me impide ser fiel a las vicisitudes y deplorables actitudes de su reinado. Como dichos retazos ocupan gran extensión
documental, para no cansarles los dividiré en dos partes, publicándose hoy la
“primera parte”.
Rey Chindasvinto |
Primera Parte:
Tras la muerte de Chintila en el 640, le
sucedió su hijo Tulga que fue debidamente elegido por una asamblea, prueba
evidente del postrero éxito de los desvelos de su padre Chintila. Pero Tulga,
pese a su «buen carácter y ascendencia» apenas si pudo mantenerse en el trono
dos años, de abril del 640 a abril del 642, Tulga pudo desarticular las conspiraciones contra él durante dos años, pero
el duque Chindasvinto, de 79 años, aprovechó las circunstancias y marchó con su
ejército a Toledo para deponer a Tulga –más o menos como hoy diríaamos; “dió un golpe de estado”- Chindasvinto
era historia viva del Reino visigodo, había servido en las campañas de
Leovigildo y parece que ya había participado en algunas otras conspiraciones
fallidas, apoyado por una red de seguidores que había construido como alguien
importante en la estructura administrativa y militar del Reino. Con sus fieles
fue proclamado rey en Pampliega, Burgos, cerca de la frontera vascona y
cántabra, aunque los obispos cumplieron su juramento y no apoyaron la rebelión.
A
pesar de eso, Chindasvinto tuvo éxito en deponer a Tulga y fue ungido como rey
de los visigodos en abril del 642. No ejecutó a Tulga y optó por la forma menos
violenta de inhabilitarlo como rey: la tonsura para encerrarlo en un
monasterio. Pero el octogenario rey godo no tuvo la misma piedad con la facción
nobiliaria que había apoyado a Chintila y Tulga, y así empezó su tiranía.
La tiranía de Chindasvinto:
¿Y
cómo se establece un reino autoritario y de terror? Pues el anciano
Chindasvinto fue tan generoso que nos dio una pequeña guía de tres sencillos
pasos para convertirse en un tirano. Paso uno, reprime y persigue toda
oposición potencial, exiliando y ejecutando a cientos de magnates y confiscando
sus propiedades. Paso dos, recompensa a la facción nobiliaria que le ha apoyado
con cargos, privilegios y las propiedades de los que ha perseguido. Paso tres,
el quedarse con la mayor parte del pastel enriquece a su familia con más
propiedades que nadie, y así ningún otro aristócrata godo le haría sombra.
Según
la crónica de Fredagario, el rey
Chindasvinto mandó ejecutar a 200 miembros de los linajes godos más destacados
y 500 de menor rango, además de forzar el exilio de otros tantos y eso sin
contar los que se fueron por su cuenta para evitar ser acusados de conspirar
contra el monarca, fueran las sospechas infundadas o no. También ejecutó y
exilió a viejos compañeros de anteriores conspiraciones fallidas, precisamente porque
Chindasvinto sabía que si estos habían participado en conspiraciones como él,
era probable que planeasen una contra él ahora. El Partido se fortalece depurándose, como decía Stalin.
Los
que sufrieron de la brutal represión de Chindasvinto lo hicieron no solo con la
muerte o exilio sino la confiscación de sus propiedades e incluso de sus
mujeres e hijas, que fueron repartidas entre los fieles al anciano como si
fueran tierras o ganado. El tirano era muy consciente del poder de la Iglesia
hispana, y por eso dio a los obispos tanto palos como zanahorias. Los palos
incluían la eliminación al derecho al asilo en los templos cristianos, para
evitar que los opositores a su régimen los usaran como refugio, e intervino en
el nombramiento de obispos. Tampoco gobernó usando constantemente los concilios
de Toledo como fórmula de paz con los notables laicos y clero, porque él
gobernaba con mano de hierro, y el único concilio que convocó más que un foro
político fue un congreso sin oposición abierta.
En
el VII Concilio de Toledo del 646 el implacable octogenario, como le califica
el historiador José Soto Chica, añadió la esclavización a los castigos por
conspirar contra el rey y la excomulgación de los clérigos. La mayoría de los
que fueron considerados traidores fueron ejecutados, aunque a veces podían
aceptar la “benevolencia real” y ser cegados en vez de morir. Ya vemos que era rey
poco bondadoso y legal. Pero Chindasvinto también dio muchas zanahorias, porque
donó mucho dinero y tierras a la Iglesia y atribuyó nuevas funciones de
gobierno a los obispos para que controlasen la corrupción de los funcionarios
laicos y el fraude fiscal.
Las
persecuciones bajo Chindasvinto alcanzaron una magnitud nunca antes vista en el
Reino visigodo, pero las recompensas a sus partidarios fueron también de igual
magnitud. Chindasvinto era un perro viejo y por eso creó una facción de fieles
muy leal hacia su familia, que no solo incluía a magnates laicos sino también a
exiliados extranjeros, libertos y conversos que tuvieron un ascenso social
meteórico gracias a su fidelidad y méritos. Ahí está el caso de Ardabastro, un armenio o iranio que fue
desterrado del Imperio bizantino y terminó en la Spania goda casándose con una
sobrina del monarca y de cuyo matrimonio nacería supuestamente el rey Ervigio, si hacemos caso a las crónicas
asturianas.
Obligó
a las viudas e hijas de los ejecutados y exiliados a casarse con sus
partidarios, y se reestructuró la red de alianzas y lazos de parentesco de los
magnates godos. Como resultado de sus purgas y generosidad hacia sus fieles,
Chindasvinto provocó una gran redistribución del poder político y de la riqueza
en el Reino visigodo. Y por supuesto la mayor beneficiada fue su familia,
porque como lo había hecho Leovigildo ponerse por encima de todos los demás
godos a nivel de riqueza era imprescindible para hacer más segura su posición y
trabajar para construir una dinastía hereditaria.
Y
quizás nos preguntamos ¿por qué
Chindasvinto hizo la mayor purga nobiliaria del Reino visigodo? Aparte de para
beneficiar a su familia y partidarios, hay que tener en cuenta que los años que
van desde Liuva II en el 601 hasta Tulga en el 642 fueron años caracterizados
por las luchas de poder entre facciones nobiliarias. Excepto por áreas del
norte peninsular poco interesantes, el Reino visigodo ya no tenía ningún
objetivo de conquista en Spania, y eso significa que ya no se podían usar los
enemigos exteriores como válvula de escape para fortalecer el poder regio, como
había hecho Leovigildo. Los problemas estructurales del Reino visigodo quedaron
al descubierto, y por eso el reinado de Chindasvinto se caracteriza por
intentar poner fin a las luchas internas mediante la fuerza y una labor
legislativa reformista.
Un Octogenario Implacable: Chindasvinto HINDASVINTO (642 a 653)
Chindasvinto,
Kindasvinto o Quindasvinto nació en el 563 y fue rey durante once años. En el
momento en que se sublevó contra Tulga, el rey de «buen carácter» de la Crónica
mozárabe del 754 del que el cronista de la Albeldense dice que «fue
blando para todo», y Chindasvinto no tuvo excesivas dificultades en marchar
sobre Toledo y destronar al «blando» Tulga.
Chindasvinto había estado al frente de un
ejército que operaba en el siempre problemático norte hispano, parece atestiguarlo
una inscripción fechada en el 642 y encontrada en Villafranca, provincia de
Córdoba, en la que un noble godo, Oppila, deja constancia de que estuvo al
frente de un destacamento de abastecimiento de proyectiles, flechas y dardos,
con destino a las operaciones que se estaban sosteniendo contra los vascones y
contra rebeldes que habían encontrado refugio entre ellos.
En cualquier caso, el 30 de abril del
642, con setenta y nueve años de edad, Chindasvinto fue ungido rey y reconocido
como tal por una asamblea de obispos y nobles. El desdichado Tulga fue
tonsurado y apartado del trono y aunque Chindasvinto mostro clemencia hacia él,
no se la aplicó a los partidarios del depuesto rey, ni tampoco a otros nobles
que pudieran representar un mínimo riesgo para su gobierno. El cronista de la Mozárabe del 754 dice al respecto de Chindasvinto
y sus purgas: «Gobierna triunfalmente en Iberia diezmando el pueblo godo». Y Fredegario, contemporáneo de Chindasvinto, según este
cronista, Chindasvinto no se contentó con ejecutar o exiliar a los que podían
conjurarse contra su persona, sino también y por haber sido antes el mismo
miembro de conjuras y rebeliones y, por eso, tener conocimiento directo de los
más intrigantes y sediciosos, decretó muerte o exilio para todos aquellos que
hubieran participado en sediciones y sublevaciones contra otros reyes en el
pasado.
Ni que decir tiene que las ejecuciones y
exilios se vieron acompañadas de confiscaciones de bienes y repartos de los
mismos entre los seguidores de Chindasvinto, más no solo bienes, el despiadado
anciano también repartía entre sus fieles a las esposas, hijas y hermanas de
los desgraciados que cometían el error de conjurarse contra él, de pensarlo
siquiera o incluso y simplemente, de ser poderosos o ricos en Exceso.